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4 de octubre de 2024 ,

Conoce los principales beneficios de las aceitunas

Las aceitunas son uno de los alimentos más clásicos que suelen formar parte de todos los aperitivos. Pero, ¿cuántas variedades existen?, ¿todo el mundo puede comerlas?, ¿qué beneficios ofrecen para la salud?

Las aceitunas verdes y negras están cargadas de nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente, y aunque muchas personas las hayan dejado de lado convencidas de que su aporte calórico es exagerado, la realidad es que tienen cabida en una alimentación sana y equilibrada.

1. Aliadas contra el colesterol

Este fruto oleaginoso, del que se obtiene el oro líquido de la dieta mediterránea, el aceite de oliva, contiene polifenoles antioxidantes. Estos ayudan a reducir las cifras de colesterol malo o LDL. Tomar aceitunas es una manera de proteger al organismo de la oxidación y la acumulación de las lipoproteínas de baja densidad.

Según los resultados de los estudios realizados, parece existir una relación causal entre la ingesta de este fruto y la protección frente al colesterol malo (Pérez Martínez, P. et al, 2007). Ahora bien, para beneficiarse de este efecto es más fácil alcanzar la cantidad requerida de polifenoles consumiendo aceite de oliva.

2. Potencian el sistema inmune

Las vitaminas con elevada actividad antioxidante que concentran las aceitunas refuerzan el sistema inmunológico. Asimismo, ejercen un importante papel preventivo frente a la aparición o el desarrollo de ciertas enfermedades, entre ellas ciertos tipos de cáncer.

3. Ayudan contra la anemia

Además de potasio, magnesio, fósforo y yodo, las aceitunas contienen hierro, aunque está presente en mucha menor proporción que el sodio. De hecho, dada la adición de salmuera para preservar su vida útil, se consideran uno de los alimentos más ricos en sodio. Su aporte de hierro convierte a estos frutos, especialmente a las aceitunas negras, en aliadas de aquellas personas que sufren o que son propensas a la anemia.

4. Previenen enfermedades cardíacas

Constituyen una destacada fuente de ácidos grasos omega 3 y omega 6. Es decir, de grasas cardiosaludables o beneficiosas para la salud del corazón. Gracias a su contenido en grasas insaturadas, las aceitunas contribuyen a la prevención de afecciones cardíacas y enfermedades que afectan al sistema circulatorio. Regulan los niveles de colesterol, evitando su acumulación y, con el tiempo, el endurecimiento de las paredes arteriales o aterosclerosis.

5. Estimulan el apetito y la digestión

Pueden presumir de no ser un simple tentempié con el que matar el gusanillo del hambre. Este fruto abre el apetito y favorece la digestión, ya que contiene fibra dietética. Además de estar riquísimas de cualquier forma, también ayudan a regular el tránsito intestinal. Maceradas en hierbas aromáticas como la albahaca, la salvia o el hinojo, las aceitunas resultan aún más digestivas.

6. Mejoran la memoria

Otra razón más por la que no deberías dejar de comer aceitunas es porque son buenas para la memoria, algo que ya han puesto de manifiesto diferentes estudios (Berr, C. et al, 2009).

7. No engordan

Bueno, ¿y son tan calóricas como dicen? El valor energético de las aceitunas es alto, pero no proporcionan tantas calorías como popularmente se cree. En 100 gramos de aceitunas verdes hay poco más de 100 calorías. Siete aceitunas, la cantidad que los expertos recomiendan consumir al día, tan solo suman 37 calorías. A la hora de elegir una variedad, conviene tener en cuenta que las aceitunas negras poseen bastante más calorías que las verdes, casi el triple: 294 calorías por cada 100 gramos.

No tiene ningún sentido eliminar las aceitunas de la dieta o privarse de ellas por miedo a engordar. Podrás seguir disfrutando de su sabor, aprovechar sus propiedades nutritivas y enriquecer tus platos con este alimento controlando las cantidades que ingieres. Obviamente, tampoco es cuestión de hincharse a comer aceitunas. Se deben tomar en raciones pequeñas o de manera ocasional.

Fuentes

Pérez Martínez, P., López-Miranda, J., Delgado-Lista, J., López-Segura, F., & Pérez Jiménez, F. (2007). Aceite de oliva y prevención cardiovascular: más que una grasa. Clínica e Investigación en Arteriosclerosis, 19(3), 127-135. https://www.elsevier.es/es-revista-clinica-e-investigacion-arteriosclerosis-15-articulo-aceite-oliva-prevencion-cardiovascular-mas-13094393

Berr, C., Portet, F., Carriere, I., Akbaraly, T. N., Feart, C., Gourlet, V., Combe, N., Barberger-Gateau, P., & Ritchie, K. (2009). Olive oil and cognition: Results from the Three-City Study. Dementia and Geriatric Cognitive Disorders, 28(4), 357-364. https://doi.org/10.1159/000253483

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