La fístula anal puede afectar a cualquiera, aunque por lo general, es más frecuente en hombres y en personas con edades comprendidas entre los 30 y los 50 años. Si sufres este tipo de afección, es importante conocer todas las soluciones y recibir la atención adecuada para curarla de forma segura. En este artículo, abordaremos qué es una fístula anal, cuáles son sus síntomas y los pasos recomendados para su tratamiento.
¿Cómo se forman las fístulas anales?
La fístula es un conducto o pequeño túnel por debajo de la piel que rodea el ano. Este trayecto tiene habitualmente dos orificios: un orificio externo ubicado en la piel cercana al ano y otro orificio interno localizado por dentro del ano. Una fístula anal es casi siempre el resultado de un absceso perianal previo, una infección aguda de una pequeña glándula situada en el interior del ano. Dicha infección, la provocan bacterias y cuerpos extraños que logran penetrar en el tejido de la glándula.
La mayoría de las veces la infección es espontánea, aunque en ocasiones se asocia a enfermedades inflamatorias del intestino, como la enfermedad de Crohn o la diverticulitis. Al tratarse de un trastorno anorrectal, las molestias que ocasionan las fístulas anales suelen paliarse con medicamentos que también son válidos para el tratamiento de las hemorroides.
Tipos de fístula anal y formas de curarla
Hay identificados dos tipos de fístulas, simples y complejas, y la forma de tratarlas dependerá de si el trayecto de la fístula atraviesa o afecta en mayor o menor medida a los músculos del ano (esfínter interno y esfínter externo):
Fístulas simples
Afectan a los esfínteres en menor medida y se eliminan con una técnica llamada "puesta a plano". Este procedimiento quirúrgico es el más empleado y consiste en abrir por la mitad el tejido por donde pasa la fístula para acelerar su cicatrización.
Fístulas complejas
Son conductos mucho más profundos que afectan en gran medida a la musculatura del ano. Suelen ser fístulas ya operadas anteriormente, que se han reproducido o que están asociadas a otras enfermedades intestinales inflamatorias.
Debido a su complejidad, este tipo de fístulas requieren el uso de técnicas más complicadas que preserven la musculatura anal y sus funciones, y eviten una posible incontinencia fecal tras la operación. Con este fin, también se puede recurrir a otras opciones terapéuticas:
- Colgajo de avance rectal: Este método consiste en crear lo que en medicina se conoce como un "colgajo", una porción de piel sana que se reserva para cubrir la abertura o herida que queda tras haber extirpado la fístula.
- Pegamento biológico.
- Parches de sustancias cicatrizantes.
- Diodo láser: Este método es muy eficaz en tejidos blandos y mucosas.
Su relación con la fístula en el coxis
En ocasiones, cabe la posibilidad de que estas fístulas anales vengan generadas por una infección situada en una zona superior del trasero. El sinus pilonidal o fístula en el coxis puede crecer hacia abajo, lo que genera la citada fístula anal. No obstante, estas fístulas en el coxis no suelen mostrar síntomas hasta que surge la infección.
En esos casos, los primeros vestigios de que puede existir una fístula en el coxis pasan por una inflamación dolorosa del hueso sacro, así como fiebre, malestar general o dolores articulares. De igual modo, se trata de una fístula más complicada de tratar, ya que los antibióticos no suelen responder sobre ella. De tal manera, será necesario aplicar anestesia local, realizar una incisión en la zona y efectuar posteriormente un drenaje.
Para evitar la formación de este tipo de quistes, se debe principalmente mantener una higiene adecuada y prevenir una sudoración excesiva. También, en casos de abundante vello, proceder a la depilación de la zona puede resultar uno los mejores métodos preventivos, más aún si existe tendencia a la formación de este tipo de fístulas en el coxis.
¿Cómo es la recuperación tras la cirugía?
Durante la primera semana, las molestias tras la cirugía suelen ser leves o moderadas, pero es necesario permanecer en casa hasta que la recuperación sea completa. Para ayudar en el proceso de curación, se suelen recomendar los siguientes remedios:
- Tomar baños de asiento tres o cuatro veces al día.
- Comer alimentos que ayuden a ablandar las heces.
- Siempre y cuando el médico lo prescriba, se suelen utilizar laxantes osmóticos como Onligol Macrogol 4000 Estreñimiento 20 Sobres.
- Mantener una higiene correcta de la zona utilizando limpiadores sin jabón y/o toallitas sin alcohol.
- Mantener el nivel correcto de humedad en la mucosa anal con tratamientos hidratantes como Filme Olio 30ml.
- Cubrir la herida con una gasa o compresa que recoja las secreciones, cambiándola habitualmente.
¿Se puede prevenir la fístula anal?
La mejor forma de prevenir la aparición de fístulas anales y evitar tener que pasar por el quirófano es aplicar ciertos cambios en nuestro estilo de vida:
- Sigue una dieta equilibrada añadiendo fibra, verduras de hoja verde, fruta y carnes magras. De este modo, reforzarás tu sistema digestivo y evitarás el estreñimiento (el peor enemigo de las fístulas).
- Bebe más agua. Ayudarás a que las heces sean más blandas y a evitar que se obstruya el intestino.
- Consume alimentos ricos en omega 3, omega 6 y vitamina C, como por ejemplo, el pescado y el aceite de oliva. De esta forma, reforzarás el sistema inmunitario y ayudarás a tu cuerpo a reducir la inflamación que acompaña a la fístula.
- Siempre y cuando lo consultes con tu médico, puedes realizar ejercicio moderado de forma regular.
- Es importante también: dormir bien, mantener una higiene adecuada y abandonar los malos hábitos como fumar y beber alcohol.
Si se curan de forma apropiada, las fístulas se cierran y no suelen volver a aparecer. Es muy importante seguir las recomendaciones del especialista para prevenir las fístulas anales y la reaparición de este trastorno tan doloroso y molesto.
Fuentes
Asociación Española de Coloproctología. (2019). Absceso y fístula anal. Recuperado de https://www.aecp-es.org/images/site/pacientes/Dic2019/Absceso_fistula_ano.pdf
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Jarquín Vásquez, D., Navarrete Cruces, T., Jiménez Bobadilla, B., & Bolaños Badillo, L. E. (2014). Fístula anal, experiencia de 5 años en el Servicio de Coloproctología del Hospital General de México. Cirujano General, 36(4), 218-224. https://www.elsevier.es/es-revista-cirujano-general-218-articulo-fistula-anal-experiencia-5-anos-X1405009914739738
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