¿En qué se diferencia un sérum del booster?

A diferencia del sérum, el booster hace relativamente poco tiempo que se ha implantado en nuestro set de cosméticos. No es que se hayan inventado ahora, sino que antes no teníamos acceso a ellos sin entrar a un centro de belleza. Por esta entrada reciente es probable que desconozcas la gran cantidad de beneficios que puede aportar a tu piel, o incluso que se confunda con un sérum.

Nada más lejos, ya que ambos tratamientos están preparados para fines distintos y por tanto deben tratarse de forma diferente. Un booster tiene una concentración de activos más alta que la de un sérum y ataca a problemas más específicos de la piel. Vamos a conocer más diferencias entre ambos.

Un booster se trata, en definitiva de un potenciador de otros tratamientos que se encarguen de necesidades específicas en nuestra piel. La razón por la que también se conoce como concentrados es la poderosa combinación de activos que contiene. Debido a la concentración de sus activos nos ayudarán potenciando y favoreciendo la acción concreta que necesite tu piel. Ya sea hidratación, nutrición, activar las defensas naturales de la piel, entre otros. Como verás, su finalizad no es otra que la de enderezar y proteger tu piel frente a problemas concretos.

¿Y qué es un sérum? Quizás podemos caer en la confusión entre ambos tratamientos por su composición, ya que los sérums también cuentan con una alta concentración de activos. Ahora bien, el sérum suele complementar siempre la acción de la crema que apliquemos después. En cuanto a su textura, esta es más fluida que la del booster y son mucho más transversales. Es decir, no tendremos que fijarnos demasiado en nuestro tipo de piel para la selección de un sérum.

Cómo y cuándo utilizar un sérum y/o un booster

De forma general el booster está pensado para que lo utilices de forma más concreta. Y de hecho, lo aplicaremos en zonas concretas del rostro. Así mismo, es importante que prestes atención a las indicaciones de cada producto.

Si deseas incluir ambos productos en tu rutina facial, sigue los siguientes pasos:

  1. limpia correctamente el rostro y sécalo sin frotar.
  2. Aplica el booster.
  3. Extiende el sérum.
  4. Termina la rutina con tu crema habitual (Si es de día usa protector).

Entre los problemas específicos a los que hace frente un booster pueden encontrarse la rosácea, las manchas, un brote de acné, o simplemente que deseemos hacernos cargo de la contaminación ambiental, que afecta a la piel diariamente. Por lo que si sientes que necesita atacar en un periodo determinado un problema más concreto en la piel, es el momento de que incluyas un booster a la rutina de cuidado facial.

Como ves, la aplicación del booster depende de acciones concretas en el cutis y no de factores como la edad. Ahora bien, se recomienda el uso de tratamientos como el booster o el sérum a partir de los 30 años, como parte de tu cuidado diario, que es cuando aparecen los primeros signos de la edad.

 

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