Muchas personas acuden al especialista con dolor anal pensando que tienen hemorroides cuando, en realidad, lo que padecen es una fisura anal. Si no sabes distinguir entre una y otra afección, este artículo te ayudará a entender sus diferencias.

¿Qué son las hemorroides o enfermedad hemorroidal?

Las hemorroides son vasos sanguíneos que proporcionan vascularización a la zona anorrectal. Forman parte de la anatomía normal de cualquier persona. Al contrario de lo que se cree, son asintomáticas y solo dan molestias cuando se produce una alteración de su función normal. Afortunadamente, al ser una afección común, existen distintos tipos de medicamentos para tratar las hemorroides.

Clasificación de las hemorroides

Es importante saber que no todas las hemorroides se operan y que se dividen en cuatro categorías, siendo estas sus características principales:

  • Cuando las hemorroides producen sangrado sin dolor, hablamos del Tipo 1.
  • Si las hemorroides salen al exterior (prolapso) al defecar y vuelven solas a su posición, estamos frente a hemorroides del Tipo 2.
  • En caso de que la reintroducción natural del prolapso no sea posible y sea necesaria la ayuda manual, las hemorroides se consideran del Tipo 3.
  • Finalmente, cuando el prolapso es permanente e imposible de volver a introducir en el recto, tenemos hemorroides del Tipo 4.

De estos cuatro tipos definidos, solo el tercero y el cuarto necesitan intervención quirúrgica. El resto puede eliminarse con medidas higiénico-dietéticas o con tratamiento farmacológico.

Tratamientos sin cirugía para las hemorroides

Existen varias medidas de higiene, dietéticas, farmacológicas e incluso naturales que pueden ayudarnos a evitar una intervención quirúrgica:

Medidas farmacológicas y naturales

Para poder limpiar la zona afectada, primero es fundamental eliminar las molestias que producen las hemorroides. El uso de productos elaborados con ingredientes naturales, como los supositorios para hemorroides de Avenoc, así como de pomadas con corticoides, como la popular Calmiox, reducen la inflamación, el picor anal, el dolor y los sangrados leves.

Medidas higiénicas

Durante las crisis hemorroidales es fundamental mantener una buena higiene, aunque eso suponga causar más dolor en la zona afectada. Después de cada deposición es importante no utilizar papel higiénico y en su lugar optar por toallitas sin alcohol o por lavar la zona con agua tibia y jabón no irritante.

Medidas dietéticas

La alimentación suele ser la clave para mejorar muchas afecciones leves. En el caso de las hemorroides, aumentar el consumo de alimentos ricos en fibra, beber mucho líquido y realizar ejercicio de forma frecuente y moderada son medidas decisivas para evitar el estreñimiento y, por tanto, la aparición de posibles molestias con las hemorroides.

¿Qué es una fisura anal?

Cuando hablamos de fisura nos referimos a un desgarro que tiene lugar en la zona más externa de la piel del ano. Aparece en hombres y mujeres por igual y su síntoma más importante es un dolor intenso y desgarrador que se manifiesta durante la defecación, o después de esta.

El dolor puede durar desde unos minutos hasta varias horas y puede ir acompañado de los síntomas siguientes:

  • Sangrado de color rojo vivo en el papel higiénico o en las paredes del inodoro.
  • Picor anal.
  • Mucosidad amarillenta.

Tipos de fisuras anales

Dependiendo de su causa y tiempo de evolución, las fisuras anales se pueden clasificar en tres grupos:

Fisuras idiopáticas

Se suelen localizar en la zona dentada del ano, en la línea posterior. Aparecen como consecuencia del estreñimiento, tras realizar una deposición difícil con heces duras, o de un brote diarreico de heces líquidas explosivas. La contracción exagerada del esfínter anal interno provoca una inflamación del canal anal.

Fisuras agudas

Reciben este nombre las fisuras que tienen pocos días de evolución. Son superficiales y tienen los bordes finos y limpios.

Fisuras crónicas

Reciben este nombre las fisuras que tienen 6 semanas o más. Son profundas y tienen los bordes engrosados y duros. Este tipo de afección se suele asociar a un pliegue de piel duro y doloroso que el paciente palpa y suele confundir con una hemorroide.

Existen otro tipo de fisuras que están asociadas a distintas afecciones, patologías o toxicidades por la ingesta de fármacos, como por ejemplo:

  • Colitis ulcerosa.
  • Enfermedad de Crohn.
  • Sífilis.
  • Tuberculosis.
  • Quimioterapia.

Esta categoría puede ser indolora o bien, manifestar los mismos síntomas que la fisura idiopática, pero tienen en común que son múltiples y se pueden localizar a cualquier distancia del canal anal.

¿Cómo se curan las fisuras anales?

A pesar de ser afecciones distintas, hemorroides y fisuras cuentan con tratamientos generales muy similares.

La mayoría de los tratamientos van encaminados a evitar el estreñimiento. Por esta razón se recomienda tomar alimentos ricos en fibra, beber mucho líquido y evitar el sedentarismo. Cuando estas medidas no son suficientes, los especialistas suelen recomendar la aplicación de pomadas que contengan analgésicos locales y antinflamatorios.

Al igual que sucede con las hemorroides, si todos los tratamientos fracasan, el último paso sería contemplar la idea de una intervención quirúrgica. La habitual en estos casos se denomina esfinterotomía lateral interna y consiste en seccionar de forma controlada en esfínter anal interno. El dolor y el espasmo asociado disminuyen y la fisura es capaz de cicatrizar.

Ahora que conoces las diferencias entre las hemorroides y la fisura anal, es importante que no caigas en el autodiagnóstico. Acude a tu médico ante los primeros síntomas.

Aunque se consideren afecciones leves, necesitan tratamiento especializado y controlado. Evita automedicarte.

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