Las hemorroides y sus causas
Cuando hablamos de hemorroides, también llamadas «almorranas», nos referimos a la
inflamación que afecta a las venas y tejidos de la zona anorrectal como consecuencia de un exceso de presión en dicha zona.
Pueden ser dolorosas y provocar algo de sangrado, por eso
su prevención es importante.
Aunque se desconoce la causa exacta de esta afección, sí es cierto que
existen una serie de factores que pueden estar relacionados con su origen y evolución, como por ejemplo:
- La edad avanzada.
- El embarazo (especialmente en las últimas semanas) y el parto.
- La menstruación y su relación demostrada con el aumento de las crisis hemorroidales.
- La postura, donde pasar mucho tiempo sentado o de pie puede agravar los síntomas.
- La baja ingesta de fibra, fruta, verdura o líquidos.
- El levantamiento de objetos pesados.
- Factores hereditarios.
- Los procesos diarreicos y el estreñimiento crónico (este último se cree que está más relacionado con el empeoramiento de la enfermedad que con su origen).
¿Cómo puedo prevenir las hemorroides?
Lo cierto es que, las hemorroides forman parte del organismo humano. Siempre están ahí y no provocan ningún síntoma.
El problema se presenta cuando algún factor externo afecta a su superficie y acaba generando las molestias que todos conocemos:
- Dolor.
- Prurito o picor.
- Escozor.
- Formación de bultos (a veces trombosados o ulcerados).
- Sangrado leve o moderado.
Estos síntomas no son nada agradables y,
de no tratarse a tiempo, pueden empeorar e incluso, cronificarse.
Consejos para evitar la aparición de las hemorroides
Si no queremos que la enfermedad hemorroidal haga acto de presencia, es necesario comprender la
importancia de añadir cambios importantes a nuestra rutina.
1. Revisa tu alimentación
Uno de los factores que agrava los síntomas de las hemorroides es sin duda el estreñimiento. Incluir en la dieta
alimentos con fibra, como frutas, legumbres y verduras, así como beber más de un litro y medio de agua al día, regula el intestino y reduce la consistencia de las heces, facilitando su evacuación.
Regular el consumo de sal previene la retención de líquidos y la congestión venosa, mientras que evitar la ingesta de alcohol favorece la circulación sanguínea y protege al estómago y los intestinos de posibles irritaciones.
Quitar de nuestra dieta sustancias picantes o especiadas, o alimentos como el café, las grasas, el ajo o la cebolla es también una medida preventiva muy eficaz.
2. Haz más ejercicio
Practicar ejercicio suave de forma regular tonifica la musculatura, activa la circulación y ayuda a mejorar el tránsito intestinal, reduciendo así la posibilidad de sufrir hemorroides.
Sin embargo, la práctica de deportes como la halterofilia, donde hay que realizar grandes esfuerzos y levantar cargas excesivas de peso, no se recomienda en absoluto.
3. Cuida tu postura
Procura no permanecer demasiado tiempo de pie o sentado (aunque hay estudios que confirman que, permanecer sentado, protege los plexos hemorroidales).
4. No utilices el baño como sala de lectura
Está demostrado que permanecer demasiado tiempo sentado en la taza del inodoro y realizar esfuerzos al defecar son hábitos que fomentan la aparición de las hemorroides.
5. No retrases la defecación
No reprimas el deseo de ir al baño, aunque tengas molestias, ya que esto produce más estreñimiento y, por tanto, más dolor y molestias.
6. Higiene continua
Después de las deposiciones, no te limpies con papel higiénico. En su lugar, lávate con agua templada o con toallitas que no contengan alcohol.
Pero, ¿y si acaban apareciendo de todas formas?
Como hemos comentado antes,
el origen de las hemorroides no se conoce con exactitud, por lo tanto y a pesar de haber seguido las recomendaciones, a veces la enfermedad se acaba manifestando.
Si ese es tu caso,
la primera recomendación es sin duda que acudas a tu médico de cabecera o especialista. Es la mejor manera de obtener un diagnóstico preciso y de recibir el tratamiento adecuado.
Tratamiento
Para los casos leves,
el tratamiento suele ir dirigido a evitar el estreñimiento y a atenuar los síntomas locales, como el dolor y el picor:
- Aplicación de fármacos elaborados con corticoides y anestésicos locales.
- Ingesta de analgésicos por vía oral, como paracetamol, por ejemplo.
- Uso de geles con complejo 2QR, como HemoClin Gel, para regenerar los tejidos y reducir la inflamación y el dolor.
- Baños de asiento con agua templada mezclada con infusiones de plantas medicinales.
- Toma de preparados ricos en fibras para facilitar el tránsito intestinal y ablandar las heces.
En los casos más graves donde el sangrado es más abundante y los remedios habituales parecen no hacer efecto, la recomendación es acudir al médico o especialista.
Descartar la presencia de enfermedades de mayor gravedad es fundamental y necesario para obtener una solución adecuada y eficaz.