Cuando hablamos de protector solar, es esencial entender qué significa el factor de protección solar (SPF) y cómo influye en nuestra salud. El factor de protección solar indica el tiempo durante el que estamos bien protegidos del sol, sobre todo en los momentos que más inciden los rayos solares. Conocer esta información puede marcar la diferencia entre disfrutar de un día soleado y sufrir las consecuencias de una exposición excesiva.
SPF: Un aliado en la protección solar
En la actualidad, el 92% de las personas reconoce que la exposición al sol puede causar problemas en la piel, así como a la salud en general. Sin embargo, a pesar de este conocimiento, solo un 18% de la población lleva a cabo acciones efectivas para protegerse de la radiación solar, según la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV). Esto resalta la necesidad de educación sobre el uso adecuado de protectores solares y la importancia de elegir el producto correcto para nuestras necesidades específicas.
El sol aporta beneficios como el desarrollo de la vitamina D y la producción de serotonina, pero es vital ser conscientes de los riesgos asociados a su exposición prolongada. Por ello, es crucial saber cómo seleccionar el protector solar más adecuado para cada tipo de piel y situación.
¿Qué es el SPF?
El SPF o factor de protección solar es el tiempo de protección que tenemos ante la exposición a los rayos. Existen diferentes factores de protección solar que van desde el SPF 5 hasta el SPF 50+, cada uno de ellos diseñado para ofrecer diferentes niveles de defensa contra la radiación ultravioleta (UV).
Un aspecto fundamental a considerar es el fototipo de piel, que varía entre las personas. Este se clasifica según la tonalidad de la piel, la capacidad de broncearse y el tiempo mínimo que tarda la piel en quemarse tras la exposición al sol sin protección. Por esta razón, las personas con pieles más claras deben optar por un factor de protección solar de 50 o superior, ya que estos tipos de piel son más susceptibles a daños por radiación solar. En contraste, las pieles morenas, aunque también requieren protección, pueden optar por un SPF más bajo.
Tipos de radiaciones solares
Para una protección efectiva, es esencial utilizar un fotoprotector de amplio espectro, que ofrezca defensa contra todos los tipos de radiaciones solares. Además, es importante evitar la exposición solar durante las horas de máxima radiación, que van desde las 10:00 de la mañana hasta las 16:00 de la tarde.
- Rayos UVB: Inciden en la epidermis, la capa más superficial de la piel. Son responsables de la activación de la melanina y el bronceado, pero también de las quemaduras solares y del riesgo de cáncer de piel.
- Rayos UVA: Penetran en las capas más profundas de la piel y contribuyen al envejecimiento cutáneo y a la aparición de manchas.
- Rayos infrarrojos: Pueden causar deshidratación en las capas más profundas de la piel.
- Luz visible: Afecta la salud de la piel al provocar estrés oxidativo, lo que puede resultar en manchas y envejecimiento prematuro.
¿Cuál es el fotoprotector adecuado para cada tipo de piel?
Elegir el fotoprotector adecuado implica considerar varios factores, como la composición del producto y el tipo de piel para la que está destinado. Marcas reconocidas como ISDIN, La Roche-Posay, Vichy o Heliocare son opciones bien valoradas en el mercado. A continuación, algunas recomendaciones específicas según el tipo de piel:
- Pieles grasas: Optar por fotoprotectores en formatos fluidos o emulsiones seboreguladoras para evitar la obstrucción de poros y lograr un efecto matificante.
- Pieles con tendencia a rojeces: Elegir productos que contengan filtros diseñados para disminuir el enrojecimiento.
- Pieles sensibles y reactivas: Preferir filtros físicos con partículas minerales, ya que son menos irritantes.
- Pieles con tendencia a manchas: Usar fotoprotectores con moléculas inhibidoras que ralentizan la producción de melanina y previenen la formación de manchas.
Es imprescindible aplicar un producto con un SPF adecuado al menos media hora antes de la exposición solar para maximizar su eficacia, y renovarlo cada dos horas. En cuanto a la cantidad, para el rostro, se recomienda usar dos líneas de producto que abarquen dos dedos, y en el cuerpo, aproximadamente dos miligramos por centímetro cuadrado, lo que equivale a llenar la palma de la mano con crema. Ten en cuenta que la piel del rostro y la del cuerpo tienen diferentes características y necesidades, por lo que es aconsejable utilizar protectores solares específicos para cada zona.
Fuentes
Asociación Española de Dermatología y Venereología. (2019). La importancia del pasado en la piel. Recuperado de https://aedv.es/wp-content/uploads/2019/06/NP-La-importancia-del-pasado-en-la-piel.pdf
Universidad de Chile, Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA). (2021). Vitamina D: la vitamina del sol. Recuperado de https://inta.uchile.cl/noticias/201050/vitamina-d-la-vitamina-del-sol
Harrison, H. (1983). The importance of skin care. Journal of the Society of Cosmetic Chemists, 34(6), 495-507. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1467-2494.1983.tb00334.x