¿Qué provoca la aparición de las fisuras anales?
Las fisuras anales son
úlceras o pérdidas de sustancia que abarcan desde la línea del pectíneo (músculo del muslo que hace girar el fémur) hasta el margen del ano.
Es una afección muy común que afecta, sobre todo, a
adultos jóvenes o de mediana edad, y a menudo, a mujeres que se encuentran en el tercer trimestre de embarazo o en el puerperio (período que transcurre desde el parto hasta que la mujer regresa al estado anterior a la gestación).
El remedio más efectivo para combatir sus síntomas suele ser, entre otros, la administración de
medicación para las hemorroides, dada la similitud que existe entre la sintomatología de ambas afecciones.
Causas
La mayoría de las fisuras están causadas por un
traumatismo local producido por:
- Heces duras.
- Diarrea crónica.
- Parto vaginal.
- Sexo anal.
Las fisuras provocadas por este tipo de traumatismos reciben el nombre de
fisuras primarias. Las
fisuras secundarias son las producidas por los procedimientos o afecciones siguientes:
- Procedimientos quirúrgicos anales previos.
- Enfermedad inflamatoria intestinal.
- Enfermedades granulomatosas, es decir, con una mayor susceptibilidad a infecciones bacterianas severas.
- Tumores.
- Enfermedades de transmisión sexual.
Tipos de fisuras anales
Las fisuras anales se pueden clasificar en función del conjunto de causas que las provocan (etiología) y el tiempo de evolución.
Desde el punto de vista etiológico, las fisuras pueden ser:
- Primarias o idiopáticas, es decir, las más frecuentes.
- Secundarias o asociadas a enfermedades digestivas, enfermedades de transmisión sexual, tumores, quimioterapia o traumatismos.
Si tenemos en cuenta su tiempo de evolución, las fístulas se pueden clasificar como:
- Agudas, o las que se curan en un período comprendido entre 4 y 6 semanas.
- Crónicas, o aquellas cuyos síntomas persisten transcurridas 6 semanas.
¿Cuáles son los tratamientos para las fisuras anales?
Los expertos coinciden en que la causa habitual de las fístulas primarias o idiopáticas, es decir, las más frecuentes, son el
estreñimiento y la diarrea.
Tomar medidas para
regular el intestino y ablandar las heces parece el paso más lógico para prevenir la aparición de fístulas.
Medidas contra el estreñimiento
- Incluir en la dieta alimentos ricos en fibras.
- Beber abundante líquido.
- Hacer ejercicio de manera frecuente y moderada.
- Tomar medicamentos que alivien el estreñimiento ocasional, como Lubrilax Gotas, bajo recomendación médica.
- Ir al baño cuando tengamos la necesidad de hacerlo y no realizar esfuerzos.
Medidas contra la diarrea
La diarrea puede tener su origen en una gran variedad de factores, como diversos virus, intoxicación alimentaria, infección bacteriana, comidas copiosas o la toma de ciertos medicamentos.
Para tratar la diarrea, primero será necesario
determinar la causa y aplicar el tratamiento que corresponda.
Si la adopción de estas medidas no ha impedido la aparición de una fístula anal,
existen determinados remedios considerados «tradicionales» que ayudan a mantener bajo control los síntomas de esta molesta afección.
Remedios tradicionales para el tratamiento de la fisura anal
Se denominan remedios «tradicionales» porque son los que habitualmente se recomiendan en las consultas de atención primaria. Pueden aplicarse en casa y
suelen curar las fístulas primarias o idiopáticas en unas pocas semanas:
- Utilizar toallitas húmedas sin alcohol en lugar de papel higiénico.
- Lavar la zona afectada con jabón no irritante después de cada defecación.
- Tomar baños de asiento con agua templada durante 20 minutos, de 2 a 3 veces al día.
- Aplicar cremas elaboradas con hidrocortisona, como Cohortan, para aliviar la inflamación de la zona afectada.
¿Qué sucede si la fisura anal no se cura?
Cuando los tratamientos habituales no surten efecto,
la acción más recomendable es acudir al médico o especialista para que determine el tratamiento a seguir.
Si los síntomas persisten pasadas las 12 semanas, lo más probable es que el facultativo recete medicamentos o recomiende la cirugía, la cual consiste en realizar un
pequeño corte en el esfínter interno para aliviar la tensión que produce el espasmo causante de la lesión.
Como puedes comprobar, la aparición de esa molesta fisura puede tratarse de diferentes modos, así que no debes preocuparte.
No es una afección grave, ni peligrosa, pero cuanto antes pongas solución, mejor para ti.
Evita el autodiagnóstico, no te automediques y
cíñete a las instrucciones de tu médico o especialista.